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martes, 12 de julio de 2011

Prevención de la Obesidad en Adolecentes.


El problema de la obesidad en la niñez y la adolescencia ha llegado a niveles
epidémicos. Jóvenes Latinos tienen más riesgo de estar sobrepeso y obesos que los
jóvenes Afro-Americanos o blancos. En particular, se sabe que los jóvenes Hispanos
tienen más riesgos de adquirir diabetes en la duración de sus vidas que las niñas y los
niños de la raza blanca. La prevención de la obesidad es clave cuando tomamos en
cuenta que está relacionada con mayor riesgo no tan solo de diabetes, sino de asma,
enfermedades cardiovasculares, y estigmatización social/ depresión.

Entre los malos hábitos de alimentación de chicos y chicas denunciados por los especialistas destacan la ingesta de alimentos baratos, fáciles de consumir y preparar; el irrespeto por los tres momentos básicos diarios —desayuno, almuerzo y comida— y el incremento del consumo de confituras y bebidas azucaradas, sobre todo entre la población infantil, elemento que se traduce en tres o cuatro kilos más por año.


Expertos alertan en particular sobre la peligrosa mala práctica de comenzar la jornada sin desayunar o con un desayuno incompleto o inadecuado, pues esta es la comida más importante del día al ser la primera luego de varias horas sin ingerir alimentos y suministrarnos además el sostén esencial para la jornada.

Otro elemento que preocupa a los conocedores, es el desbalance nutricional de la dieta de los jóvenes adolescentes, en las que el consumo de calorías no se corresponde con la actividad física diaria, ni el de proteínas tampoco satisface las necesidades del organismo en plena fase de crecimiento y desarrollo.



Los adolescentes en particular también están pasando por una etapa de crecimiento
rápido y muchas veces desarrollan otros desordenes alimenticios como la anorexia y la
bulimia. Por lo tanto, los programas preventivos deben tomar un aspecto positivo,
enfocándose más en la salud y bienestar que en el peso corporal.
Las recomendaciones para programas preventivos en los adolescentes deben
incorporar:
  1. El apoyo de hábitos alimenticios positivos y el estímulo para ejercitarse
  2. No usar la insatisfacción de la imagen corporal como agente de motivación
  3. Incentivar más comidas saludables y ejercicios compartidos con la familia
  4. Hablar menos de peso y más de salud y
  5. Tomar en cuenta aspectos emocionales del sobrepeso como ridiculización y
  6. depresión.
  7. Aumentar la presencia de los alimentos frescos en la dieta, particularmente frutas, verduras y cereales, sobre todo integrales por su aporte mayor de fibra.
  8. Consumir al menos dos raciones de verdura y de tres piezas de fruta diarias pues ayudan a regular el metabolismo.
  9. Tomar medio litro diarios de leche, distribuidas a lo largo del día, pues el calcio y las vitaminas que aporta son vitales para la mineralización y calidad de los huesos en la adolescencia.
  10. Aumentar el consumo de pescado, sobre todo el azul.
  11. Emplear el aceite de oliva virgen en la preparación de los platos.
  12. Eliminar los alimentos fritos de la dieta, sustituirlos por los cocinados a la plancha o los guisos con poca grasa.
  13. Limitar la ingesta de alimentos ricos en azúcar y sal, en particular entre la población infantil
  14. Beber no menos de dos litros diarios de agua.
  15. Estimular desde etapas tempranas de la vida la practica sistemática de ejercicios físicos.

Finalmente, es imprescindible incorporar a la comunidad y los aspectos de políticas
de salud para el éxito de cualquier intervención que tenga como meta combatir la
obesidad en los adolescentes.

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